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Pedro Ticas  
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  => 101. Reconvertir los partidos políticos y estado salvadoreño: una ruta imperativa contra el escepticismo político
  => 100. El Territorio: objeto fundamental para la extensión, proyección e investigación universitaria
  => 99. Lo Generacional e Intergeneracional: una propuesta epistemológica aplicada a la educación escolarizada. Tercera y última Parte
  => 98. Lo Generacional e Intergeneracional: una propuesta epistemológica aplicada a la educación escolarizada. Segunda Parte
  => 97.Lo Generacional e Intergeneracional: una propuesta epistemológica aplicada a la educación escolarizada. Primer Parte
  => 96. La articulación universidad-empresa y estado: una construcción epistémica y holística desde la particularidad territorial
  => 95. Antropología criminológica sobre el delito, su cultura y su contracultura: Maras y la noción de Inserción y Reinserción Social. Segunda Parte
  => 94. Antropología criminológica sobre el delito, su cultura y su contracultura: Maras y la noción de Inserción y Reinserción Social. Primera Parte
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  => 92. El peligro de la violencia como cultura juvenil y los nuevos rumbos jurídicos de la justicia social
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  => 90. Hacia una nueva mwetodología teórica y de campo en la docencia: la investigación desde los Programas de Asigantura en los Salones de Clases. Cuarta y última parte.
  => 89. Hacia una nueva metodología teórica y de campo en la docencia: la investigación desde los Programas de Asignatura en los Salones de Clases. Tercera Parte
  => 88. Hacia una nueva metodología teórica y de campo en la docencia: la investigación desde los Programas de Asignatura en los Salones de Clases. Segunda Parte
  => 87. Hacia una nueva metodología teórica y de campo en la docencia: la investigación desde los Programas de Asignatura en los Salones de Clases. Primera Parte
  => 86. La PAES: una responsabilidad de la sociedad salvadoreña
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  => 84. Maras, Estado y Sociedad en El Salvador: el Mapa Ciudadano de Seguridad Social. Una construcción antropológica
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  => 79. Cambio climático, desarrollo sostenible y sustentable en países dependientes: Antropología del ecosistema. Tercera Parte
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  => 73. Mapa Educativo Nacional: Una propuesta para la política educativa salvadoreña desde la universidad Segunda Parte
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  => 42. La educación salvadoreña del siglo XXI: la urgencia de lograr lo propio en la lucha por la identidad nacional. PRIMERA PARTE
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48. Geopolítica, Medio Ambiente e Institucionalidad: el nuevo rostro del llamado “humanismo” internacional. II Parte
Geopolítica, Medio Ambiente e Institucionalidad:
el nuevo rostro del llamado “humanismo” internacional. II Parte
 
Como señalé en la Primera Parte de este trabajo que destiné principalmente al tema Geopolítico y que Co-Latino me hizo favor de publicar el 10 de febrero, el terremoto en Haití parece haber motivado el “humanismo internacional”, especialmente de países industrializados que durante siglos saquearon y redujeron a la sociedad haitiana a condiciones de extrema miseria, analfabetismo, hambre, devastación del ecosistema y demás procesos de deterioro social, cultural, económico y político. Con tales antecedentes, hoy, quizás sea el momento oportuno para transformar la conducta histórica de los países industrializados hacia los dependientes, aunque debida cuenta de las señales manifiestas por los estados industrializados, todo indica que lejos de cerrar el círculo de la dependencia, la manifestación de fenómenos de desastre natural o provocados por la intervención humana, se convierten en la plataforma perfecta para establecer nuevas formas de dominio y control social, político, económico, educativo y tecnológico.  
 
En realidad han sido tantos los siglos de dominio y determinio sobre los pueblos y naciones latinoamericanas y africanas, que las sociedades occidentales habrían, por responsabilidad y vergüenza histórica, transformar su carácter hegemónico en nuevas formas de asención de las asimetrías sociales en formas de equilibrio mundial, quizás por ello, la creación de tantos Organismos Internacionales, no expresan más que limpiar su propia responsabilidad histórica en cada uno de los países llamados “subdesarrollados”, la expiración de sus propias culpas o las más sutiles formas de control social en las que después de “…decenas de años de representación de estos  organismos en estos países, los avances esperados continúan adeudándose, la pobreza crece, la marginación se acentúa, la desigualdad social se hace más visible y las tan llevadas y traídas políticas y disposiciones simbólicas tales como “objetivos del milenio”, “derechos universales”, “Derechos humanos” y otros, quedan en el tintero del discurso institucional…” [1]
 
 
Geopolítica y Medio Ambiente
 
Tal como señalé sucintamente en mi anterior articulo, en materia geopolítica, la observación de la actual organización del recurso humano, el desplazamiento militar y la participación casi desmida de los países industrializados en Haití, presupondrían su posible interés geopolítico por convertir esa zona en una base de control militar satelital, geomarítimo, comercial y aéreo.  En ese posible escenario de reorganización y redistribución del mundo, la transfiguración de los Tributos de la Colonización y las formas de pago de los países dependientes se diversifican y pasan de la “Tributación Impositiva” a la “Tributación Humanística” que en esencia significa la misma esclavitud con matices de “desarrollo humano, tecnológico, justicia, equidad, progreso y protección del ecosistema”. Precisamente, su benévola y constante preocupación por el deterioro ambiental y su impacto en los recursos naturales, evidencia la preocupación de los países industrializados por recuperar lo que han destruido por siglos y que ahora requieren para que su modelo económico mundial subsista. Si bien, el tema del medio ambiente se articula  intrínsecamente con la preservación humana, esta especie requiere de un ecosistema más armónico que les permita su propia sobrevivencia. Se trata de observar en los estados dependientes, el agotamiento socioeconómico por tantos modelos adoptados de otras sociedades, el deterioro ecológico y su vinculación con las necesidades humanas, la generación de tantas formas de violencia expresada en el crimen, intolerancia, agresividad, ruptura de las relaciones sociales de convivencia, se trata en síntesis, de observar en estas sociedades, la producción de la violencia como resultado de siglos de explotación de su medio ecológico, humano, material e intelectual. Por ello, en el caso salvadoreño, no es casual, que la violencia se haya convertido en una de las manifestaciones primarias de la cotidianidad social, basta con revisar los recursos propios del país para identificar sin mucho trabajo, las condiciones de pobreza, analfabetismo, improductividad, inexistencia de la identidad nacional, áreas rurales con matices de urbe, desorganización territorial, asimilación profunda del asistencialismo internacional, serias limitaciones de espacios recreativos, en fin, son tantas las precariedades de esta sociedad, que no toma mucho tiempo entender por qué en la mayoría de los individuos se reproduce la cultura de la esclavitud expresada en la deslealtad, pretensión constante de lo que entienden por “ser más listo” y otros tantos.
 
Programas sobre Medio Ambiente, protección de los recursos naturales tales como fauna, flora, agua, aire y otros que ahora resultan partes fundamentales de la asistencia internacional, ponen al descubierto, entre otras cosas, la clara política del mundo industrializado hacia los países dependientes en materia de convertir las Constituciones Políticas Nacionales en simples normativas que no van más allá de su domesticidad jurídica administrativa, social, cultural y económica propia para la resolución de simples desacuerdos intrasociales, pero que en lo substancial respondan a la normatividad señalada por los estados industrializados, con ello, el nuevo modelo geopolítico internacional comprende en primer termino modificar las disposiciones jurídicas de las sociedades a través de sus instrumentos (instituciones, leyes, constituciones, valores, educación y otras, a través de simbolismos y figuras mágicas de defensa del medio ambiente, equidad, niñez y adolescencia, etc, etc.).  En el marco de dichas “normatividades”, el fenómeno del deterioro medio ambiental se articula con los intereses geopolíticos que hoy, a diferencia de mediados del siglo XX, tienen como objetivo “reorientar” el destino de Latinoamérica en función de la preservación de las condiciones y recursos que generan la existencia del capital y de instalarse en estas sociedades desde el nivel micro-comunitario hasta las disposiciones administrativas de los gobiernos ejecutivos.
 
Geopolítica e Institucionalidad: la reconversión del Estado
 
En virtud de lo anterior, conviene y urge a Latinoamérica, Reconvertir los Estados Nacionales que implica en primer término, reconocer las capacidades, habilidades, talentos, destrezas, intelectualidades y saberes que la población ha acumulado durante su formación histórica como grupo social, étnico, familiar e individual. Reconvertir el Estado significa dignificar el Estado, hacerlo funcional, dinámico, cambiante, transformador y productivo de bienes materiales, intelectuales y naturales, significa en síntesis, humanizar la sociedad.
 
En el caso salvadoreño, dada su Formación Social, el proceso de Reconversión se inicia con los Partidos Políticos, particularmente porque éstos han sido el instrumento fundamental desde los cuales se ha organizado el estado nacional. Esto supone el predominio de la sociedad política sobre los intereses de la sociedad civil, es decir, la supeditación de las funciones y competencias de todos los servicios del estado en función de las disposiciones políticas que los partidos han diseñado durante más de 100 años, lo cual ha derivado en la predominancia del ejercicio de gobierno político sobre el administrativo. Al respecto convendría darse por enterado que en el siglo XXI, el concepto de partido político debe rebasar las formas de organización y funcionamiento heredados de la Colonia para convertirse en OBJETO (instrumentos) de cambio, transformación y representación de los verdaderos SUJETOS políticos e históricos, es decir, los CIUDADANOS. Desde las nuevas concepciones, la organización del estado a través de la  INSTITUCIONALIDAD, implicaría comprender que en lo teórico, la institucionalidad se define por su sentido, legitimidad y función. La Institución como forma, constituye un símbolo, imagen; como contenido, debe ser resultado de los intereses individuales manifiestos en el todo social. Precisamente sólo una vez cumplida su función representativa de los intereses individuales, es cuando alcanza el reto institucional que consiste en colectivizarlos; en consecuencia, la institucionalidad aparece cuando los individuos alcanzan su identificación con la institución, es decir, cuando se cumplen su forma, contenido, sistema de normas y procedimientos que articulan sus propios intereses individuales con los intereses comunes. Sin duda que deslindar la actividad política de la actividad institucional resulta difícil en sociedades con regímenes histórico-culturales propios del período feudal. Cuando un partido político gobierna en algún tipo de institución, los individuos confunden las relaciones internas partidarias con las institucionales, de hecho, utilizan dicho recurso como instrumento político transfiriendo con ello los conflictos de prestigio y poder individuales de sus propios partidos, entorpeciendo el alcance de la identidad de sus trabajadores y del público con el simbolismo institucional que provoca que la gobernabilidad se fracture por la improvisación. Por su parte, la gobernabilidad se resuelve mediante la relación entre necesidad y libertad, entre ambas media la administración, misma que sólo surge efecto mientras los individuos alcancen su vínculo con la institución (principio de libertad), caso contrario, la gobernabilidad solo aparece como expresión del imaginario (principio de la necesidad) y los individuos sólo buscan la satisfacción de sus necesidades de manera espontánea, inmediata, coyuntural o empírica. Así sucede en sociedades con instituciones que emergen o figuran con sentido paternalista, protector o excesivamente ideológico. Normalmente, cuando los factores ideológicos se trastocan con políticas paternalistas, los resultados se traducen en desprestigio, falta de liderazgo, poca credibilidad y mayor confrontación entre los individuos o hacia quienes ostentan el poder. Al respecto no cabe duda que dicho comportamiento no es más que la reproducción de sistemas feudales anacrónicos heredados desde la Colonia. Precisamente han sido los mismos países industrializados quienes sosteniendo y apoyando dichas conductas al amparo de doctrinas colonialistas del desarrollo unilineal de las sociedades, ahora califican a Latinoamérica como sociedades inmaduras e inexpertas a quienes debe guiarse de la mano (como niños) para mostrarles el camino económico, político, cultural y social que deben seguir desde el modelo occidental, dicho de otra manera, el discurso de los países industrializados sobre la “inmadurez institucional” de los países dependientes no es más que la mejor excusa de su responsabilidad histórica de haberlos convertido en simples administradores de pequeños feudos con visión cortoplacista sin identidad y devenir[2]. El elemento substancial de la institucionalidad aparece a través del estado de conciencia, en este caso, la conciencia no es más que un determinio de la acción, es decir, un proceso traslucido que se forma en la relación entre los individuos y cuya tolerancia de sus disimiles particularidades se unifican por medio de la institucionalidad[3], llegado este momento, el individuo representa la colectividad y los valores colectivos trascienden sobre los propios, ese es el momento cumbre que toda institución pretende alcanzar para dejar de ser una sociedad a secas y convertirse en una sociedad de la totalidad, por ello, si el estado “moderno quisiera terminar con la impotencia de su administración se vería obligado a destruir las condiciones presentes dela vida privada. Y si el estado deseara terminar con esas condiciones de la vida privada, tendría que poner fin a su propia existencia, puesto que la razón de su ser está en relación a los intereses privados[4]. Siendo el estado en sí mismo una forma de institucionalidad de aparente organización de una sociedad civil libre de su actividad política (ideología, producción, valores, etc.) implica que también el individuo constituye en sí mismo una forma de institucionalidad realizada a través de formas, funciones, valores y normas que el individuo ocupa en la entidad en la que se desplaza. Si el estado se crea para la realización de lo privado, entonces la necesidad de lo colectivo se fundamenta en lo particular y por tanto, como hemos dicho, su institucionalidad se expresa en la conciencia individual, en esta lógica, “la esencia del estado moderno es que lo universal esté ligado a la plena libertad de sus miembros y a su bienestar privado”[5] de manera que en el mejor sentido critico de la razón, el estado “no es una institución utilitaria dedicada a la tarea ordinaria de suministrar los servicios públicos, administrar justicia, realizar deberes de policía y ajustar los intereses industriales y económicos. Todas estas funciones pertenecen a la sociedad civil. El estado puede sin duda dirigirlas y regularlas de acuerdo con las necesidades, pero él mismo, no las realiza”[6]. En este marco, entre las limitaciones y equivocaciones más importantes en la historia de las instituciones latinoamericanas figura convertir a los sujetos que diseñan las políticas institucionales en ejecutores de las mismas, quienes amparados en doctrinas paternalistas, asistencialistas y/o populistas, se involucran en la actividad cotidiana del ejercicio civil generando ruptura de las interrelaciones institucionales y provocando la anarquía organizativa de las voluntades individuales. En definitiva, la confusión de los cometidos institucionales producen reducidos ejercicios partidistas determinados por un proceso empírico reduccionista, activista, especulativo y espontáneo de la historia[7]
 
En resumen, reconvertir el Estado Político en Estado Administrativo y alcanzar la INSTITUCIONALIDAD DE SUS INSTITUCIONES implica comprender que el Estado se funda sobre la contradicción entre la vida pública y la privada, entre el interés general y el interés particular, por lo tanto, la administración debe limitarse a si misma a una esfera de la actividad formal porque su poder se acaba allí donde comienza la vida civil. La oposición entre el estado democrático y representativo y la sociedad civil es la perfección de la oposición clásica entre la vida social pública y la esclavitud. La base del estado moderno es la sociedad civil y sus individuos, es decir, la independencia de este mismo individuo que se liga con otro únicamente por intermedio del interés privado y la necesidad inconsciente, esto es, la esclavitud del trabajo asalariado, sus propias necesidades y las de otros en la cual su vida material (que por cierto no depende únicamente de su “voluntad”, su modo de producción y las formas de su intercambio, mutuamente reciprocas, componen la base real del estado.
En El Salvador, históricamente, el estado nacional ha sido político, no administrativo. La asimilación y continuidad del modelo feudal impuesto por el período Colonial ha provocado que el partidismo político determine e imponga sus propias limitaciones sobre toda la estructura del estado. Sin duda que en este país, la estructura política estatal es más grande que la misma estructura de la sociedad. Si bien es cierto que hasta hace apenas 20 años la Organización del Estado Nacional apenas cubría las necesidades de la población, especialmente de los sectores marginados; actualmente, el mismo proceso de globalización y la disposición del capital transnacional, han transformado el estado en una venta masiva de servicios que supera las posibilidades de compra de la sociedad, lo que implica limitaciones para su asimilación, utilización y sobre todo, su control en función de su desarrollo y progreso. Dicho volumen o masividad de servicios, deja como resultado la explicites de la inmadurez institucional en muchas de las áreas del aparato estatal y en consecuencia, la plena burocratización del estado, la instalación de servicios inapropiados, el gasto gubernamental sobregirado, la ineficiencia de las instancias o instituciones que representan el estado y con toda seguridad, la facilidad para el surgimiento de la corrupción y el rezago social.
 
 

[1] Ticas, Pedro, Geopolítica, Medio Ambiente e Institucionalidad: el nuevo rostro del llamado “humanismo” internacional, Co-Latino, El Salvador, 10 de febrero 2010.
[2] Ticas, Pedro, Antropología Política, CCC, México, 1994. Pág. 234
[3] Ticas, Pedro, Educación y Política: Antropología de la comunidad campesina salvadoreña, Co-Latino, 1º. de abril de 2008. Pág. 18
[4]Fábregas, Andrés, Antropología política, Ed. Prisma, México, 1976. Pág. 31
[5] Hugh, Reyburn, The Ethical Theory of Hegel: A Study of the la Philosophy of Right, Oxford, 1921. Secc.270
[6] Sabine, George, Historia de la teoría política, Ed. FCE, México, 1970. Pág. 481
[7] Ticas, Pedro, Antropología Política Salvadoreña, E/P, El Salvador, 2009
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  Pedro Ticas  
 
 

 
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