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Pedro Ticas  
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21. Microempresa y Comercio de la Calle: ¿ Alternativas económicas para El Salvador del siglo XXI?. I PARTE

 

 Microempresa y Comercio de la Calle:
¿ Alternativas económicas para El Salvador del siglo XXI?
I PARTE
 
 
Premisas indispensables.
 
No debemos abordar el fenómeno económico si no entendemos el fenómeno cultural de una sociedad. Nada se construye fuera de las identidades o conformaciones culturales, de hecho, la respuesta a la organización social, familiar, económica, política, religiosa y otras tantas, deriva de la cultura, en tal sentido, presentamos algunas reflexiones rápidas sobre este punto.
 
Vivir el presente: la cultura salvadoreña de paso
 
En 1996[1] presenté algunas reflexiones sobre el impacto social, económico y cultural que el período Colonial ha dejado en esta sociedad, ahora, todo parece indicar que nada ha cambiado y que la cultura de dominio del Señor sobre el Siervo continúa siendo la forma de relación sociocultural predominante y que la inseguridad en sí mismo, como una de sus características fundamentales, se fortalece con más recurrencia. En términos generales, el individuo se muestra inseguro de tomar decisiones de trascendencia para su vida, prefiere que otro las tome por él debido a su temor al riesgo, entiende que si él hace lo que no debe hacer, es porque otro hará lo que él verdaderamente quiere hacer, pero que el fracaso o triunfo del otro, lo exime de toda responsabilidad. Precisamente en esta falta de responsabilidad consiste su “disociación de pensamiento”[2], es decir, suponer que otra persona debe asumir las responsabilidades que él mismo debería asumir. Paralelamente, en el lenguaje cotidiano se revelan conductas de supeditación y subordinación tales como: “me regala una gaseosa”, “me regala una tortilla”, aunque claro, todo queda en el imaginario del regalo porque todo se paga. De igual manera, en el lenguaje cotidiano y común se manifiesta la constante ansiedad por el poder que le ha sido negado durante su historia: “me apaga el celular”, “se me sienta allá”, “hágame una fila”, “ya me lo atienden”, en fin, la contradicción entre el poder y la subordinación heredados del período Colonial deriva esencialmente en dos conductas muy propias de la cultura de la subordinación, esto es: el miedo y la inseguridad, por ello, en consecuencia, la desconfianza, deslealtad, agresividad, la intromisión en la vida particular de otra persona, la prohibición de vida conyugal en la misma institución, la intolerancia y otras tantas, son ejemplos claros de sistemas hacendarios propios del proceso de Formación Social Salvadoreño. Aunado a esto, el déficit alimenticio contribuye al desinterés por el futuro. La deficiente herencia alimenticia que el período Colonial impuso en todos los sectores dejó una conducta y cultura de bajas proporciones en el comportamiento social y alimenticio en la población, por ello, lo que diaria e independientemente del poder adquisitivo consume cada salvadoreño y que considera alimento completo, puede resumirse de la siguiente manera: Desayuno: frijoles, huevo, plátanos, crema, pan, café; Almuerzo: sopa de frijoles, pollo, ensalada, tortillas, arroz; Cena: frijoles, huevo, queso y muy eventualmente, otro tipo de alimento, incluso los mismo comedores tales como Biguest, Donuts y similares ofrecen los mismos alimentos diariamente. De igual manera, mientras las pupusas, chilate, pasteles y otros tantos continúen sustituyendo a los verdaderos alimentos, las familias presentarán un problema crónico de desnutrición, deficiencia educativa y demás derivaciones.
 
Así pues, no es difícil comprender por qué la sociedad vive el presente y compra fácilmente casi cualquier símbolo o modelo económico o educativo. Resulta que culturalmente, la sociedad prefiere no asumir las responsabilidades socioeconómicas y académicas (conocimiento) que el futuro demanda. Predomina la ley del menor esfuerzo, del menor compromiso, quizás por ello, en este país, continúan desfilando consultores y conferencistas que entre otras cosas no constituyen el problema, sino más bien, los 25 años que El Salvador lleva capacitándose y que muy poco se traducen en la transformación de la realidad nacional. Precisamente, eso que sucede con respecto al saber y el conocimiento, se reproduce análogamente en casi todos los ámbitos de la vida nacional.
 
En definitiva, en términos generales, la sociedad adopta una cultura de apatía y poca importancia por su devenir, el país es un espacio temporal mientras emigran a Estados Unidos, viven y se identifican con el momento porque su sentido histórico responde al momento coyuntural, la eventualidad, la circunstancialidad, en tal condición, aparentemente, el proyecto de Nación luce muy distante del ejercicio conjunto de construir una sociedad con visión de futuro en el presente siglo, sobre todo a partir del reordenamiento económico mundial. En el marco de una cultura nacional predominantemente orientada por patrones provincianos, cerrada y localista, la inserción de El Salvador en la economía mundial contiene en sí mismo algunas dificultades, en tal sentido, el diseño económico nacional debe organizarse con sus particularidades históricas, culturales y económicas.
 
El comercio de la calle
 
La economía mundial se reorganiza paulatinamente. Se trata de nuevos modelos económicos pensados para la regionalización de formas productivas, comerciales y financieras que por supuesto obliga a la inserción de todos los países sin importar su condición histórica y tecnológica. Contrariamente al modelo económico de la segunda posguerra mundial, en la actualidad no debe quedar ningún país sin participar, esto significa que países como El Salvador en donde su producción económica apenas alcanza niveles domésticos, su función en la economía mundial estará destinada a las mercancías producidas por la mediana empresa Asiática, Europea y Estadounidense. 
 
En tal contexto, economías locales y pequeñas como la nacional, dependen básicamente de dos alternativas: 1ª. mayor grado de dependencia económica de Estados Unidos y sus subsecuentes derivaciones y 2ª. mayor nivel de centralización de capital, contrariamente a la práctica económica salvadoreña de concentración de capital. En el primer caso, se trata de una disputa comercial entre los grandes productores salvadoreños y los medianos productores estadounidenses, naturalmente que la competencia es desigual debido a la calidad, volumen y capacidad productiva que tienen los medianos productores estadounidenses sobre los nacionales, condiciónque pone nuevamente en evidencia las mismas estructuras arcaicas del capital individual tradicional, ahora destinado a desaparecer como forma productiva. En el segundo caso, parece ser que una de las pocas soluciones para los grandes productores nacionales deberá orientarse a la expansión del comercio simple, es decir, oferta y demanda sobre la cuál conviene recordar que dicho comercio no se realiza fortuitamente. La oferta y la demanda presuponen la transformación del valor en valor comercial y cuando se desarrollan sobre una basecapitalista , presuponen relaciones mucho mas complejas que las simples operaciones de compra y venta de las mercancías, en definitiva, aquí no se trata de la transformación puramente formal delvalor de las mercancías en precio, o sea de un simple cambio de forma; se trata de determinadas divergencias cuantitativas de los precios comerciales con respecto a los valores comerciales y con respecto a los verdaderos precios de producción. Por otra parte, en las simples operaciones de compra y venta, el enfrentamiento entre comerciantes resulta como la última expresión de la confrontación entre los productores de esas mercancías. Se trata, por tanto, de vender las mercancías por sus precios, precios que de antemano arrojan la ganancia media, es decir, el valor real de sus precios de producción[3]
El caso de las PYME
 
Con el fortalecimiento de las PYME (pequeñas y medianas empresas), en las áreas de comercio y producción, ahora surgen temas de mucho interés que anteriormente estuvieron negados a estos grupos. Evidentemente este modelo de pequeñas economías es una respuesta técnica a las necesidades de subsistencia de la población. Se trata de crear medios de trabajo de fácil acceso que permitan mayor rapidez en la circulación del dinero y de trabajo sin previo requisito de cualificación. En efecto, las PYME generan ciertas posibilidades de ingreso económico sobre todo en sectores populares destinados al consumo de mercancías de rápida circulación en el mercado. De acuerdo a la CEPAL, en Centroamérica deben generarse y apoyarse este tipo de empresas por cuatro razones: 1) generación de empleo intensivo, pero con bajo nivel de productividad, 2) distribución del ingreso mediante el crecimiento del empleo, 3) innovación tecnológica y flexibilidad en su estructura productiva y 4) democracia que disemina la propiedad privada[4]. Efectivamente, las condiciones anteriores facilitan que el ingreso se distribuya en mayor número de trabajadores modificando (en su forma) la relación capital-trabajo, sin embargo, esta relación modificada únicamente en su forma, no mejora el poder adquisitivo de la población y por tanto, la acumulación de dinero que les permita disponer para los gastos de inversión o de consumo.
 
Por su parte, la otra realidad esta conformada por la MICROEMPRESA. Sin duda la conformación de estas pequeñas unidades económicas adquieren matices muy propios de una economía doméstica-familiar que entre otras cosas, constituyen la actividad económica más importante de la economía nacional :
 
Parque Empresarial año 2002[5]
 

Tipo
Establecimientos
Empleo
Micro
461, 642
602, 384
Pequeña
10, 541
308, 619
Mediana
1, 402
21, 850
Grande
941
18, 352

 
Composición del parque empresarial año 2003[6]
Tipo
Establecimientos Registrados
Personas Ocupadas
Micro
141, 887
602, 384
Pequeña
10, 541
308, 619
Mediana
1, 402
21, 850
Grande
941
118, 352
 
No debe extrañar que la cantidad de Establecimientos Registrados representan menos del 50% del total existente. Ciertamente, las condiciones de generación de empleo tanto en el área productiva o de comercio del servicio público y privado se han reducido drásticamente. Para el año 2002 el “59% de los trabajadores urbanos se encontraban en estado de informalidad y que el 69% de población ocupada del país desarrollaba sus actividades en la llamada economía informal”[7].
 
Parece que los signos de reordenamiento económico mundial son claros. La Globalización y Regionalización de las economías impuestas por los países tecnologizados, establece con mucha precisión las formas de inserción de todos los países, no importa si se trata de economías domésticas nacionales, el nuevo orden impone la participación en cualquiera de las etapas del capital. En el marco de esta lógica internacional, para algunos países centroamericanos y particularmente para El Salvador sólo queda el camino del crecimiento de la MICROEMPRESA como Proyecto de Nación para este siglo. La cultura nacional adquiere características muy particulares orientadas al hermetismo, la volatilidad, la sincronicidad histórica de la conducta Colonial, las exacerbaciones coyunturales, la volatilidad y otras tantas que indican condiciones favorables para el desarrollo de micro economías familiares o individuales. Con seguridad, el Estado ya no podrá sostener los gastos que la Administración Pública le demanda, estos gastos y la misma estructura política, económica y administrativa ha sido agotada en la inversión de modelos socioeconómicos ímbricos que sin duda, ya fueron superados. 
 

[1]Ticas, Pedro, Discutir la cultura nacional, Ed. UTEC, El Salvador, 1996. Pág. 26
[2] Tovar de, Rosario/ Mauricio, Conducta y racionalidad social, El Salvador, 2002
[3] Ticas, Pedro, Los Tratados de Libre Comercio, Co-Latino, El salvador, mayo 2003
[4] CEPAL, reunión expertos sobre vínculo entre la PYME en C.A. y el sector exportador, México,1998
[5] FUNDE, Elaboración propia en base a la EE A 2002. DIGESTYC y el modulo de Microempresa de la EHPM
[6] López, Hugo, Competitividad sistémica en América Central, Friedrich Ebert Stiftung, Nicaragua, 2004, Pág. 183
[7] Íbidem.
Hora  
  Pedro Ticas  
 
 

 
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