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Pedro Ticas |
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7. Institucionalidad, gobernabilidad y Política: entre el poder y la autoridad |
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Institucionalidad, gobernabilidad y Política:
entre el poder y la autoridad.
En este breve artículo haremos uso del pensamiento antropológico, en realidad, iniciaremos presentado algunos de los principales enfoques teóricos en Antropología Política. He dividido este trabajo en dos partes. La primera, comprende consideraciones de orden estrictamente teórico con el propósito de superar en el plano del saber, las especulaciones simplistas y empíricas que muy frecuentemente se exponen sobre este tema. En la Segunda Parte, me ocupo de algunos temas importantes tales como Costumbre y Conflicto, Política y Gobierno, Municipalismo y Gobernabilidad Social, elementos que en mi opinión, constituyen parte fundamental del intervínculo entre la Institucionalidad, la Política y la Gobernabilidad. El principio de cuentas, el problema de la institucionalidad, gobernabilidad y política consiste en la falta de comprensión de los mismos términos. Ciertamente los tres conceptos por sí mismos significan una abstracción si no se establece la relación con su objeto, es decir, con la población, misma que constituye la esencia y punto de encuentro entre los tres. Una vez aclarada esta premisa, haremos un breve repaso sobre los tres conceptos en sus dos componentes fundamentales: teórico y metodológico.
En lo teórico, la institucionalidad se define por su sentido, legitimidad y función. La Institución como forma, constituye un símbolo, imagen; como contenido, debe ser resultado de los intereses individuales manifiestos en el todo social. Precisamente una vez cumplida su función de representatividad de los intereses individuales alcanza nuevos logros al colectivizarlos, en consecuencia, la institución se desdobla en institucionalidad y sus actores (la población-individuos) alcanzan su institucionalidad expresada en el intervínculo-articulación. Por su parte, la Gobernabilidad resuelve la relación entre necesidad y libertad, entre ambas media la administración, misma que solo surge efecto mientras los individuos alcancen su vínculo con la institución (principio de libertad), caso contrario, la gobernabilidad solo aparece como expresión del imaginario (principio de la necesidad) y los individuos sólo buscan la satisfacción de sus necesidades de manera espontánea, coyuntural o empírica. El plano Político se resuelve fácilmente. Mientras lo ideológico no supere las acciones políticas, es decir, mientras la ideología no se imponga a la organización social (sociedad civil), la política como expresión de la institucionalidad y la gobernabilidad alcanzarán mejores niveles de intervínculo, en simples palabras: la democracia plena.
En lo metodológico, la trilogía se sustenta en un solo concepto: la RED. Tanto la institución (independientemente de su forma y función), la gobernabilidad (independientemente de su estructura) y la política (independientemente de su ideología), contiene valores y subvalores que conforman su esencia. Toda RED es, o debería ser, un sistema de interrelaciones que articulan acciones y pensamiento de los individuos que participan en ella. Su esencia se expresa en una misma ideología que unifica tanto valores y subvalores en función de la transformación del objeto a partir de la transformación del sujeto. En esa nueva condición el sujeto se involucra y adquiere conciencia para sí. Este nuevo estado de conciencia hace que sus acciones políticas y sociales se concatenen hasta formar la Unidad de Cambio, misma que en otras palabras, asciende al sistema de un orden correlativo al un orden sistémico de las relaciones entre los sujetos y de éstos con su objeto, independientemente de la forma del objeto que cada uno adquiera . En definitiva podemos resumir el concepto de RED en el siguiente esquema:
Las teorías.
Sin duda que sobre el tema que nos ocupa, una de las escuelas que más ha generado discusión es la estructural-funcionalista. En ella,Michael G. Smith1 desarrolla algunas ideas expuestas por Weber y Leach. Smith establece una diferencia entre Gobierno y Política. En su opinión, el Gobierno tiene como fundamento la administración de los asuntos públicos y su control. Desde luego que el control es, en su forma, un proceso, una estructura y por supuesto, una idea. En su sentido más estricto, los componentes básicos de la estructura y del proceso de gobierno son las acciones administrativas y políticas. La acción política determina la acción del gobierno2, mientras que la estructura de la acción política se circunscribe al interior de una red de relaciones de poder que implican competencia, compromisos y alianzas. En cuanto al gobierno, éste confiere una acción en el sistema de autoridad, la cuál se traduce en orden, obligaciones, derechos y concesiones. En consecuencia con lo señalado, las tesis centrales de los teóricos funcionalistas no dejan de ser simples tautologías sobre todo cuando afirman que el sistema político es funcional, es decir, que cualquier elemento cultural o institución cumple con una función; existe una indespensabilidad funcional del sistema político, es decir, que ningún otro sistema puede cumplir la supuesta función que desempeña la política3. Ciertamente, dicha preposición tiene que ver con la tesis clásica del funcionalismo del Cambio Social4. Naturalmente esta tesis, contiene una serie de limitaciones tanto teóricas como metodológicas, puesto que el sistema social siempre retorna a un punto de equilibrio después de un periodo de desajuste.
En definitiva, tanto el funcional-estructuralismo como el evolucionismo plantean que los factores económicos y políticos se mezclan en una relación interdependiente, sobre todo cuando se manifiesta en una sociedad o contexto de diferenciación social, el grupo social dominante manipula la división social del trabajo. La lucha por el poder (la política) se establece alrededor de la manipulación de la división social del trabajo (la economía). La consolidación de la política solo es posible donde existe el fenómeno histórico de la desigualdad social. Por eso, la destrucción de los intereses políticos implica la desaparición de la desigualdad social5.
El estado y la sociedad civil.
Desde el punto de vista de la política, el estado y la estructura de la sociedad no son dos cosas distintas. El estado es la estructura de la sociedad. El estado se funda sobre la contradicción entre la vida pública y la privada, entre el interés general y el interés particular. Por lo tanto, la administración debe limitarse a si misa a una esfera de actividad formal y negativa porque su poder se acaba allí donde comienza la vida civil. La oposición entre el estado democrático y representativo y la sociedad civil es la perfección de la oposición clásica entre la vida social pública y la esclavitud. La base del estado moderno es la sociedad civil y el individuo de la sociedad civil, esto es, el individuo independiente cuya única liga con otros individuos es el interes privado y una necesidad inconsciente: la esclavitud del trabajo asalariado, de sus propias necesidades y de las de otros. La vida material de los individuos (que por cierto no depende meramente de su “voluntad”), su modo de producción y las formas de su intercambio, mutuamente reciprocas, componen la base real del estado.
El prestigio y el poder.
La actitud de las estructuras políticas hacia el exterior puede ser más “aislacionista” o más “expansiva”. El poder de las estructuras políticas tiene una dinámica interna específica. Sobre las bases de este poder, los miembros pueden pretender un “prestigio” especial y sus pretensiones pueden influir sobre la conducta externa de las estructuras de poder. En cierto tipo de sociedades, cuando los subordinados se vuelven contra sus líderes, lo hacen solo en forma personal, sin estar realmente contra los cargos que ocupan. Buscan desplazar al líder de su cargo y sustituirlo por otro: esto es una rebelión y no una revolución. Sostengo que las rebeliones nunca atentan contra el orden establecido sino que más bien tienden a fortalecerlo. En otras palabras y tal como sucede con el conflicto, las divisiones entre los líderes que buscan poder y entre los seguidores que buscan líderes, en términos de intereses y alianzas establecidas por la costumbre, desembocan en conflicto y aun en pelea abierta. Pero a largo plazo estas divisiones refuerzan la cohesión social.
1 Smith, Michael, Gobernment in Zazzau: 1800-1950, Oxford University Press, 1970
2 Fábregas, A., Antropología Política, Ed. Prisma, México, 1976
4 Ticas, Pedro, 500 años de resistencia, Serie Antropológicas, Ed. UNAM, México, 1992
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