Alcances y limitaciones del modelo educativo basado en competencias: el caso salvadoreño.
Consideraciones antropológicas. Primera parte (noviembre de 2012)
Nota previa
Este trabajo fue preparado como Ensayo para publicación en texto. Por razones de extensión del documento para su difusión en internet, se ha dividido en tres partes consecutivas sin preámbulo en cada una de ellas.
El asunto del contexto
Todo indica que pese a los ininterrumpidos intentos y demandas del nuevo bloque económico liderado por los países industrializados en materia de control de la sobreproducción capitalista , la cual ha sido acumulada por más de cinco siglos por un reducido porcentaje de la población mundial, el problema de garantizar la continuidad de la existencia de las condiciones sociales, económicas, políticas, jurídicas, naturales y humanas que hacen posible ese modo de producción se convierte cada día en una dificultad mayor y poco probable de resolver, al menos en este siglo. De igual forma, parece estar claro que la sobrevivencia del sistema depende cada día más del establecimiento de relaciones más equitativas entre los estados, las naciones y los individuos. Esto implica serias modificaciones en la construcción tradicional del capital y de todas sus disimiles formas de expresión y realización. Hoy, las sociedades se tornan más complejas y por tanto, más demandantes. Precisamente por ello, las antiguas formas de organización de los estados tradicionales están siendo superadas por nuevas construcciones de identidades económicas, culturales, históricas, educativas y particularmente políticas.
Al respecto, si bien la globalización nace con el interés de los estados industrializados de continuar determinando la vida de otros, ahora el mismo formato utilizado para dichos propósitos ha revertido su propia génesis. En tanto la globalización distribuyó la economía por regiones, áreas y segmentos, dicha distribución ha provocado reconformaciones sociales y movimientos estructurales en regiones y áreas geográficas históricamente olvidadas por el desinterés de los grandes capitales multinacionales. Ahora esos países con funciones de Amo se han percatado que aquellos que fungen como Esclavos requieren mucho más que su propia sobrevivencia. No basta con proveerles lo básico para su subsistencia, se requiere de integrarles al enorme mercado de los bienes materiales producidos por más de 50 años en los países industrializados en el área industrial y tecnológica. Pero también dicha sobreproducción y sobreacumulación se revierte contra los intereses de capitales individuales obligándolas a la reproducción capitalista ampliada de tal suerte que ahora se hace imperativo que dicha sobreacumulación capitalista invierta en las demás esferas de la vida, esto es, la naturaleza misma en todas sus formas, incluida en ella, el mismo ser humano. Se trata de la inversión de capital en las distintas esferas de la producción humana tanto en lo material como lo intelectual. El ser humano es mucho más que producción económica y por tanto sus formas de producir el mundo no están únicamente determinadas por lo material, también produce ideas, sensaciones, emociones, conductas y comportamientos, colores, olores, figuras y símbolos que se constituyen como formas de aprehensión del mundo para vivir (reino de la necesidad) y el mundo para producir (reino de la libertad). En ese plano de la aprehensión del mundo para producir, resurge la educación como condición sine qua non en las reconformaciones humanas.
Como ha sucedido históricamente, el Modelo Educativo basado en Competencias resulta como una respuesta acumulativa de procesos o formas económicas que aún con todo el avance del sistema capitalista, muy poco han logrado estructurarse y organizarse hacia un objetivo común. Hoy, en pleno siglo XXI, la distancia entre los países industrializados y los países pobres es más amplia y profunda que hace 50 años. Contrariamente a la teoría sostenida por los llamados países “desarrollados” con relación a los llamados países del “tercer mundo” en la cual argumentaban reducción de la pobreza, analfabetismo, hambre y otros tantos, ahora la diferencia entre pobres y ricos es más evidente, la pobreza ha crecido, hambre, desnutrición, subalimentación y analfabetismo han alcanzado niveles alarmantes y todo ello, medido en eso que llaman “índice de desarrollo humano”, que no hace más que reafirmar la condición de subordinación y dependencia de los países pobres con respecto de los ricos. Pero dicha mediación no es fortuita. Se trata de reafirmar cada año la misma condición de los pobres a través de medidas estándares a la usanza de los pueblos occidentales que incluye entre otras cosas, modelos y estilos de vida que muy poco o nada tienen que ver con la historia, cultura y realidades de las sociedades dependientes. Frente a tantas desigualdades y a la ampliación de la brecha entre las sociedades, parece ser que los países ricos se apresuran al determinio de modelos de “desarrollo” en las diferentes necesidades de las poblaciones, sobre todo de las más pobres. Diseños económicos y modelos educativos entre otros, constituyen algunos de los instrumentos internacionales por lograr equidades históricamente negadas. No puede taparse el sol con un dedo. Las inequidades no pueden ser resueltas mediante formatos econométricos, cienciométricos o modelos externos a las realidades de cada sociedad. Ciertamente existe una realidad en ciertas partes del mundo que deben ser superadas. La miseria y las condiciones infrahumanas de vida de millones de personas constituyen el primer obstáculo que debe erradicarse para el desarrollo académico-educativo. Así lo muestra el último reporte sobre el Porcentaje de población viviendo con menos de $2.00dlls diarios establecido por el Banco Mundial. De igual manera, según el Estudio Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) realizado por la Universidad de Oxford y Naciones Unidas, la pobreza se define como las personas que viven con menos de $1,25 al día, lo que indica que de acuerdo a ese método de cálculo, 1.300 millones de personas viven en pobreza. Esto supone que de acuerdo a su evaluación, ahora se ha incrementado en 400 millones de pobres más que los existentes anteriormente. En el referido estudio fueron evaluados 104 países que incluía 5.200 millones de personas, el 78% de la población mundial. Es decir que, bajo el IPM, 1.700 millones de personas se pueden considerar pobres, el tercio del total de la población medida.
Porcentaje de población viviendo con menos de $2.00 dlls diarios
El modelo por competencias: las premisas básicas del caso salvadoreño
La relación agricultura-educación.
Precisamente al respecto del crecimiento de la pobreza en el mundo, el estudio referido anteriormente muestra la seria situación de sobrevivencia de la población salvadoreña. Supone la existencia de alrededor de “75% de la población sobreviviendo con menos de dos dólares diarios”, esto implica que en El Salvador en donde la dieta alimenticia se sustenta predominantemente en azúcares, masa, maíz y todo tipo de carbohidratos con ínfimas proporciones de proteínas, vitaminas, grasas, minerales requeridos para el debido crecimiento y desarrollo físico-mental, el hambre, desnutrición y subalimentación se profundizan. En realidad, los niveles de hambre de la población rural y urbano-marginal se observan fácilmente en su alimentación. En el mismo sentido, el serio problema de la desnutrición se explica por razones históricas y constituyen el “reflejo de la historia nutricional del país que ha afectado la salud, educación y producción de toda su población". Precisamente, al respecto de la cultura alimenticia heredada de la Colonia “lo que diaria e invariablemente come casi la totalidad de salvadoreños como consecuencia de esa cultura heredada puede resumirse de la siguiente manera: Desayuno: frijoles, huevo, plátanos, crema, pan, café; Almuerzo: sopa de frijoles, pollo, ensalada, tortillas, arroz; Cena: frijoles, huevo, queso, y muy eventualmente, otro tipo de alimento, incluso los mismos comedores tales como Biguest, Donuts, y otros pensados para sectores económicos “medios” , ofrecen los mismos alimentos diariamente, por tanto, mientras los llamados platillos típicos tales como pupusas, chuco, nuegados, chilate, empanadas y otros similares continúen siendo el alimento principal de la población salvadoreña y no se substituyan por verdaderos alimentos, las familias continuarán presentado un problema crónico de desnutrición que naturalmente se traduce en deficiencia educativa ( enseñanza-aprendizaje), así como en la producción intelectual y material. Frente a tales condiciones, tanto en este país como en otros se “vislumbran muy pocas esperanzas para los países tercermundistas, subdesarrollados y ahora llamados en vías de desarrollo debido a que siempre son tratados como Cosas”.
El Salvador ha recibido históricamente la herencia de la Colonia orientada fundamentalmente al cumplimiento de TAREAS tanto en el plano de la producción material como intelectual. Así se refleja en los hechos históricos nacionales que dan cuenta de la precaria condición de autoestima de la mayoría de la población. Este, parece ser un país que desde siempre, pero que ahora con mucho mas ahínco, orienta sus intereses de vida, su propio proyecto de nación (en caso de tenerlo) hacia el consumo, al activismo social, jurídico, político, económico y cultural. Se muestra como una sociedad sin rumbo, sin devenir preciso. Quizás por ello se hace fácil comprender la escala de bajo interés de la sociedad en relación con salud, alimentación y educación que en otras sociedades resultan de primer orden y que se expresan como parte de un proyecto de nación propio, el cual sin duda, aparece totalmente ausente en el estado salvadoreño, al menos así lo muestran los datos sobre “importancia de los gastos en alimentación…”:
En el país predomina la idea de que la seguridad alimentaria no debe existir como política pública; son los mercados libres los que deben hacerse cargo de ella.
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Pero la razón básica de dichas condiciones sobre el interés per sé en la mayoría de la población salvadoreña se explica en los elementos históricos que le acompañan. Analfabetismo, bajo nivel educativo, procesos de aculturación ininterrumpidos, asimilaciones endoculturales de lo externo sin ningún contrapeso de lo propio, dependencia, relaciones sociales de producción semifeudales y otras tantas que tienen su antesala en la historia impuesta por el orden Colonial que ha marcado huella en casi la totalidad de la población “tanto por la explotación admitida como por la cultura asumida”. Sin lugar a dudas el asunto de las condiciones de la subalimentación de la población salvadoreña se encuentra intrínsecamente vinculado al problema educativo. Sin salud alimentaria no puede haber ningún tipo de salud humana apta para el desarrollo intelectual ni físico, particularmente en este caso en el que la población reproduce una cultura alimenticia de subsistencia heredada del Colonialismo. Así las cosas, en este país, el problema de la subalimentación no está referido únicamente al asunto económico de los más pobres, en realidad atañe a casi la totalidad de la población. Pobres y no pobres, ricos y no ricos consumen sustancialmente el mismo tipo de alimentos, esto indica que la modificación de la dieta alimenticia salvadoreña, a diferencia del resto de países –incluso centroamericanos- no sólo requiere de las modificaciones, transformaciones o cambios del poder adquisitivo y mayor ingreso económico-familiar, sino también la transformación de una cultura colonial asimilada durante siglos en casi todas las esferas de la vida material e intelectual, sobre todo en un país en donde la producción alimentaria ha desaparecido por completo, entendiendo lo alimentario más allá del trabajo que se realiza sobre la tierra, es decir, desde una concepción más holística explicada en la cultura agrícola como la “sociedad en donde se halla representada la familia, el individuo o la colectividad a partir del interés común, del vínculo histórico-cultural con la tierra y de las múltiples formas de organización social, religiosa, ideológica, económica y cultural que el trabajo adquiere en función de su propia identidad y su pertenencia a la tierra, a lo que produce y a lo que construye simbólicamente”, ésta es quizás, una de las principales premisas de la producción agrícola: pertenecer a ella.
En resumidas cuentas, la relación agricultura-educación a través de los conceptos de dieta alimenticia, cultura y costumbre reafirma no solo el problema de la subalimentación, sino, además, la pérdida de la identidad con la tierra y en consecuencia con la cultura agrícola, lo cual explica el abandono de dicha producción. Se trata de un país que depende totalmente de la importación de alimentos agrícolas. (Gráficos 3.4 y 3.5). Esta dependencia, aún de granos básicos deduce que en realidad, las pequeñas economías familiares de autosubsistencia se han convertido en economías de sobrevivencia, lo que no permite alcanzar los niveles de nutrición básicos y elementales, de la mayoría de población nacional, particularmente en los niños/as (ver gráfico 3.8). Sin duda que en este país, el hambre histórica de su precaria dieta alimenticia continúa siendo una deuda nacional, deuda que desde hace más de 50 años ha causado impacto en la salud, educación y producción material e intelectual.
Ticas, Pedro, El Salvador: de la desnutrición a la hambruna (Educación y agricultura), Diario Co-Latino, 29 de abril de 2008, El Salvador, Pag.16
PNUD, Informe sobre desarrollo humano El Salvador, 2010 De la pobreza y el consumismo al bienestar de la gente
Propuestas para un nuevo modelo de desarrollo. Págs. 110-111
PNUD, Informe sobre desarrollo humano El Salvador, 2010 De la pobreza y el consumismo al bienestar de la gente. Propuestas para un nuevo modelo de desarrollo. Pág. 114