Cambio climatico, desarrollo sostenible y sustentable en paises dependientes: Antropologia del ecosistema.
En el año 2010, solo en Estados Unidos se destinaron más de 68,000 millones para asistir en alimentos a más de 40 millones de personas, con ello, parece estar claro que en términos del problema mundial, la probabilidad de reducir el 50% de la población con hambre aparece cada día más lejos de la realidad. Desde luego que el mismo modelo de capitalismo que hoy se vive se encarga de disimular dicha condición de desnutrición, disfrazando los conceptos bajo los nombres de “subalimentación o malnutrición”, los cuales, desde luego, han sido una constante en todos los países empobrecidos del mundo, la única diferencia es que ahora dada la apremiante situación mundial, se han reconocido e instituido formalmente. De acuerdo a la IFRC “1.000 millones de personas, como mínimo, sufren de desnutrición, mientras que nada menos que 1.500 millones de personas padecen sobrepeso. El logro de niveles adecuados de alimentación en el mundo será tanto más difícil en una era sujeta al cambio climático, la creciente competencia por los recursos —incluidos la tierra y el agua—, el aumento de la desigualdad y los constantes altos niveles de gasto público en armamentos…, mientras la nutrición humana depende en la actualidad de muy pocos cultivos. Apenas tres de ellos -arroz, trigo y maíz-, representan más de la mitad del aporte energético de origen vegetal. Junto con otros seis cultivos —sorgo, mijo, papa, batata, soja y azúcar— ese total asciende a más del 75%. A esto hay que agregar que actualmente el 15% de la población mundial se va a dormir con hambre, sobre todo considerando que para el 2050 habrá una población estimada de 9,000 millones de habitantes.
Aunado a dicha situación y condición de extrema miseria de casi 1,000 millones de personas (cálculo austero o manipulado por algunos gobiernos y organismos internacionales), la realidad mundial sobre el llamado “índice de desarrollo humano” parece ser diferente al discurso sostenido por más de 50 años. En realidad, en datos de algunas organizaciones:
1. Cada año mueren cerca de 9 millones de niños antes cumplir los 5 años de los cuales, un tercio de debe a la desnutrición
2. 178 millones de niños menores de 5 años padecen retraso de crecimiento y cerca de 55 millones tienen carencias agudas de nutrientes
3. Un 50% de las causas del retraso del crecimiento hasta los 2 años se deriva de la carencia de nutrientes en el periodo fetal
4. Cada año, cerca de 13 millones de niños nacen con insuficiencia ponderal (de una lista de 121 países, el primer lugar con dicha insuficiencia lo ocupa “India (43.5%), 2º.Yemen (43.1%), 3º. Bangladesh (41.3%), 4º. Timor Oriental (40.6%), 10º. Etiopía (34.6%), 14º. Somalia (32.8%), y enseguida de África Subsahariana, El Salvador ocupa el lugar 77 (6.1%), Estados Unidos el 119 (1.3%), Alemania el lugar 120 (1.1%) y Chile con el menor porcentaje de 0.5% ocupa el lugar 121”.
5. En 2005, el Banco mundial calculó que la malnutrición costaba a la economía mundial alrededor de USD 80.000 millones por año
6. Se calcula que el 60% de la población desnutrida del planeta son mujeres y, en algunos países, las niñas tienen el doble de probabilidades que los niños de morir de malnutrición y de enfermedades infantiles prevenibles.
7. En la Unión Europea, uno de cada seis habitantes de los 27 Estados miembros, esto es, alrededor de 80 millones de personas, vive por debajo del umbral de la pobreza, definido como el 60% del ingreso medio nacional.
8. La obesidad ha adquirido proporciones epidémicas en el mundo rico. En Estados Unidos de América se registra la tasa más elevada de prevalencia de obesidad, esto es, el 26,7% de la población adulta.
9. En el Reino Unido, se prevé que el 60% de la población adulta podría ser obesa en 2050. El sobrepeso ha pasado a ser la norma para algunos adultos y una cuarta parte de ellos y el 10% de los niños son ahora obesos.
Cambio climático y distribución de riqueza
Pero también los mismos países ricos no logran controlar la sobreproducción y sobreacumulación generada durante varios siglos que ahora pone en riesgo los mismos intereses económicos de la sobreproducción material industrial y tecnológica a tal punto que se estima que para el año “2100 el producto bruto mundial disminuirá en 2% en caso que se contrete el aumento de la temperatura mundial en 2,5 grados”.
El asunto de la inequidad en la distribución de la riqueza mundial y sus lógicas derivaciones catastróficas evidencian la angustiosa sobrevivencia que el planeta experimenta. Según algunos estudios, a fines del siglo XX “el 2% de los adultos del mundo poseen el 51% de la riqueza; los Estados Unidos, Europa Occidental y Japón-Australia concentran el 88% de la riqueza mundial [34%, 30% y 24% respectivamente], en una proporción en la que 1 persona gana U$1.000 -- 9 personas ganan U$1.- cada una; mientras que 3.700.000.000 habitantes en el mundo [57% de la población mundial] perciben un ingreso de 1 ó 2 dólares por día” a los cuales se suman datos alarmantes de variación de la reproducción biológica de la especie humana, particularmente, a partir de las políticas de control natal impulsadas por los países industriales desde los años 50 a la fecha, destinadas predominantemente al envejecimiento de sus propias sociedades. Pero también el control natal retomado de la antigua teoría Malthusiana ha pretendido imponerse en pueblos pobres y discriminados. Así, el modelo de familia nuclear de dos hijos y sus padres se convirtió en el modelo perfecto desde el punto de vista occidental. Modelo que desde luego representa la contracultura de los millones de familias pobres que de aceptar dichas políticas estarían destinadas a desaparecer. No hay política más absurda y colonialista que suponer que culturas indígenas, campesinas y populares puedan adoptar un modelo de familia que le signifique el exterminio de su propia cultura, historia y fundamentalmente, su propio devenir histórico. Ahora, el precio de dicha política occidental está siendo pagado, sobre todo si las estadísticas resultan ciertas en el sentido que para el año “2050 habrá más personas de 65 años que niños menores de 15 años, dado que actualmente, en las regiones más enriquecidas, más del 20% de la población es MAYOR DE 60 AÑOS, mientras que será el 33% en el año 2050. Por su parte, en las regiones empobrecidas, el 8% de la población es MAYOR DE 60 AÑOS, mientras que será del 20% en el año 2050”, en el que se agrega que solo África será el continente en donde habrá más niños que adultos mayores de 65 años.
Ciertamente, declaraciones, convenios internacionales, cartas, asambleas, foros, congresos y tantos más firmados casi cada año por gobiernos y organismos internacionales han generado más normas y disposiciones jurídicas, económicas, políticas , educativas, culturales y sociales que soluciones reales a los problemas de los recursos naturales que enfrentan principalmente la población mas desposeída del planeta. Derechos de niñez, adolescencia, la mujer y lo que llaman “tercera edad” o “adulto mayor” han generado más estigmas que progreso humano en esa población. Se trata de infinidad de postulados, pronunciamientos, propósitos y normativas que aunque hipotéticamente resultan interesantes e importantes, en realidad, en los países pobres –que son la mayoría-, muy poco pueden realizarse debido a sus propias condiciones históricas y estructurales, en tal caso, los propósitos “humanísticos” quedan en el tintero de efímeros enunciados retóricos e irrealizables.
Si de los 90 objetivos medioambientales, en dos décadas solo se ha alcanzado el avance en cuatro de ellos (eliminación de productos que agotan la capa de ozono 93%, supresión de combustibles con plomo, acceso a suministros de agua en mejores condiciones y fomento de investigación para reducir contaminación del medio ambiente marino) y apenas se han logrado algunas mejoras en la ampliación de parques nacionales y zonas protegidas, parece estar muy claro que el planeta requiere del impulso de otros compromisos serios y drásticos. Por ejemplo, el problema de la “ampliación de parques y áreas protegidas” se aplica principalmente a países en condiciones precarias, sin embargo, la industria de la construcción y similares, continúan operando sin mucha restricción, lo que modifica rotundamente el ecosistema de sus poblaciones. En definitiva, corresponde a la industria de la construcción, pesquera, comercial, alimenticia, armamentista y otras tantas, el verdadero compromiso de modificar sus procesos de producción material, los cuales, en realidad, constituyen la principal causa de la desertificación, cambio climático y deterioro de todo el ecosistema necesario para la sobrevivencia de la especie humana.
http://www.indexmundi.com/g/r.aspx?v=2224&l=es